sábado, 29 de abril de 2023

Mateo 10:29-31

 



"29 ¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el consentimiento del Padre que está en el cielo.

30 Ustedes tienen contados todos sus cabellos.

31 No teman entonces, porque valen más que muchos pájaros."


Hoy fue un día ventoso.  Días como estos, con el viento jugando con nuestro cabello, me recuerda que Dios tiene contados todos nuestros cabellos, y como dice un canto "siento el viento rozar mi rostro y se que es mi Padre que me acaricia".  Me recuerda que Dios está en control, que debo conservar la calma y confiar en su amor de Padre, de Padre Dios.  Me gusta pensar que el viento no puede mover ni uno solo de mis cabellos si Dios no se lo permite.  Y así aunque el viento sople fuerte, Dios es quien le manda donde soplar, es Dios quien está en control.  Me recuerda un poema que escribí hace años y que ya he publicado con anterioridad.  Es el siguiente:

Casi interviniendo
Viene Dios y te salva
De la mano del viento
Que te llevaba lejos
Ahora Dios te detiene
Y el viento te acaricia

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