lunes, 22 de febrero de 2021

Isaías 43:25

 25 Pero soy yo, sólo yo, el que borro tus crímenes por consideración a mí, y ya no me acordaré de tus pecados.

jueves, 18 de febrero de 2021

El Acto de Fe Más Hermoso


 

El acto de fe más hermoso es el que brota en tus labios, mientras estás en plena oscuridad, en medio de los sacrificios, de los sufrimientos, del supremo esfuerzo de una firme voluntad de hacer el bien. Como el relámpago, tal acto de fe rasga las tinieblas de tu alma; en medio de los relámpagos de la tormenta, te eleva y te conduce a Dios.

La fe viva, la certeza inquebrantable y la adhesión incondicional a la voluntad del Señor, esta es la luz que ilumina los pasos del pueblo de Dios en el desierto. Esta misma luz resplandece en cada instante, en los espíritus que agradan al Padre. Esta luz también ha guiado a los magos y los ha llevado a adorar al Mesías recién nacido. Esta es la estrella profetizada por Balaam (Num 24, 17), la antorcha que guía los pasos de todo hombre que busca a Dios.

Ahora esta luz, esta estrella, esta antorcha, es también lo que ilumina tu alma, lo que guía tus pasos para evitar que tropieces, lo que fortalece tu espíritu en el amor de Dios. No lo ves, no lo entiendes, pero esto no es necesario. Sólo verás las tinieblas, pero no las de los hijos de perdición, sino las que envuelven al Sol eterno. Estás seguro de que este Sol resplandece en tu alma: el profeta del Señor ha cantado a propósito de él: "A tu luz vemos la luz" (Sal 36, 10).

Un Trabajo En Progresso


 Ayer, en la misa de miércoles de ceniza, el sacerdote nos dijo que somos un "trabajo en progreso" y lo reconocemos recibiendo las cenizas.   Explicó que en esta Cuaresma nosotros nos convertimos en el encargado de nuestra obra de construcción.  Además, tenemos que ser nuestros propios albañiles, pintores y demás para continuar nuestra obra.  Sin duda, hay muchas áreas de nuestra vida, de nuestra alma, de nuestros hábitos, que podemos cambiar.  Nos dijo que no solo dejemos por ejemplo dejar de comer hamburguesas, sino que ayudemos a nuestro prójimo, que nos acerquemos a Dios en la oración, etc.  Dios nos ha dado los instrumentos para nuestra obra, pero nos da libre albedrio: nosotros escogemos como utilizamos estos instrumentos para santificarnos.  Podemos leer la Biblia y no solo leerla sino usarla para cambiar nuestra vida, dejar que Jesus, que Dios Padre, que el Espíritu Santo nos hable a través de ella.  Podemos rezar el rosario, o practicar cualquier otra devoción, asistir al viacrucis, reflexionar sobre la pasión de Cristo, sobre la gran misericordia de Dios para nosotros, reconocer donde estamos fallando, tal vez hay un pequeño hueco en la pared de nuestra obra que necesitamos tapar, un vacío en nuestro corazón que podemos  llenar con el amor de Jesús recibiendo la comunión, alguna falta que mancha nuestras almas que podamos dejar en el confesionario.  Nosotros escogemos como queremos nuestra obra, un edificio sencillo de dos aguas, un rascacielos, un castillo, una pequeña vivienda, lo importante es que en ese edificio grande o pequeno halla un lugar especial para Dios.  Tratemos de practicar las virtudes, la caridad, y oremos como Jesús les pidió a sus apóstoles para no caer en tentación, ayunar. Que esta Cuaresma, Pascua y el resto de año, Jesús se siente a tu mesa y te bendiga.