miércoles, 18 de diciembre de 2013

Preludio








Saberte todo misericordioso

Saber que a mi alma pecadora amas

Ya no se sí llorar por mis pecados

O llenarte de gracias y alabanzas.

 

Y aunque te oigo decir

“No peques más”

Si caigo regreso a tu regazo

Me siento amada,

Pecar ya no quisiera.

 

Se que nunca seré como quisiera

Y me comforta saber que me amas tanto

Que aunque me aleje Tú siempre estas conmigo

Y haces que siempre regrese a tu rebaño.

 

Si tan solo pudiera amarte como me amas

Pues mereces  amor como el que otorgas,

Has ofrecido tu vida por mi causa

Quiero ser fiel testigo de tu Alianza.

 

Gracias Jesús, soy indigna de ti,

Limpia mi alma.

 

Jesús, Alimento para los débiles





"La Eucaristía, si bien constituye la plenitud de la vida sacramental, no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles”.  - Papa Francisco I



Recibirte, mi Jesús
En la Ostia Consagrada
Es para mi un alimento...
Un cielo para mi alma.
Y confieso a veces siento
Que soy indigna de Ti,
Pero viniste Doctor
A curar a los enfermos.
Confesarme y recibir
Tu gracia en la confesión,
Es una preparación
Al banquete celestial
Que tu amor aquí dejo.
Al escuchar las palabras
De tu siervo Papa Francisco,
Recuerdo grande es tu amor
Pues quieres fortalecernos.
Te nos entregas Señor,
Nos confortas, nos abrazas
Y al curar nuestras heridas,
Vida nueva tu nos das,
Fuerzas para la batalla.