sábado, 29 de febrero de 2020

Mortalidad

La semana pasada asistí a la misa del miercoles de ceniza.  Siempre había recibido las cenizas como una prueba y con la disposición de revisar mi vida y dejar atrás los malos habitos asi como mis debilidades y pecados.  Hacer limpieza de armario, del alma.  Y está bien, pues como dijo el sacerdote, al recibir las cenizas mostramos que estamos ahí porque queremos cambiar.  Sin embargo, esta vez recordé algo que alguna vez escuché y que ese día leí en un articulo: "polvo eres y en polvo te convertirás". Por primera vez y tal vez gracias al miedo generalizado por el COVID-19, mejor conocido como coronavirus, me vi en esas cenizas.  Digo por primera vez, porque casi nunca tengo presente que algún día tendré que morir.  Recuerdo en alguna ocasión, un sacerdote durante la misa pidió que levantarán la mano los que sabían que estarîan vivos al dîa siguiente. Si, fui la única en levantar la mano, y al ver mi error lentamente la bajé apenada.  Nadie tiene la vida comprada, dice un dicho popular.  Aunque a veces vivimos como si asi fuese.  De ahí la importancia de recordar nuestra propia mortalidad, arrepentirnos y creer en el evangelio, pues algún día menos pensado estaremos delante de Dios siendo juzgados por nuestros actos buenos y malos.  Algún día nuestro cuerpo dejará de ser y si queremos resucitar al final de los tiempos, necesariamente tenemos que cambiar para bien ahora.  Ahora nos dice Isaias, ahora es el tiempo de la salvación, no procastinemos nuestra conversión, hoy, Dios nos está esperando con los brazos abiertos, Jesús quiere tomarnos de la mano y caminar a nuestro lado, el Espiritu Santo necesita que nos dejemos guiar por él.  Recordemos que algún día seremos polvo, y entonces será demasiado tarde.  Usemos este tiempo de cuaresma para acercarnos más a Dios como nos lo pide la iglesia, con oración, con penitencia, con obras de caridad.  Nos recordó el padre que rezar es precisamente acercarnos a Dios, no solamente para pedirle algo, sino también para conocerlo leyendo la Biblia, u otras lecturas piadosas, rezando el rosario.  Acerquemonos a la confesión sinceramente, hagamos la decisión de no hechar en saco roto la gracia recibida y dejar ahí nuestros pecados en el confesionario, en manos de la misericordia de Dios, para que Jesús mismo limpie nuestra alma y la dejé tan blanca como la nieve.  Mantengamosla así.  Ayudemos al prójimo, seamos voluntarios en nuestra parroquia, visitemos a los enfermos, a los ancianos.  Y si el coronavirus a de asustarnos que sea para enderezar nuestro camino, para poner nuestra confianza en el Señor y así, cuando Dios lo disponga, no moriremos sino que llegaremos al cielo a disfrutar de su precensia o al purgatorio a purificarnos para poder entrar en su santa precensia.  Y recemos, pidamos por los afectados por esta enfermedad, para que Dios los sane, no solo de cuerpo, sino también de espiritu.

lunes, 17 de febrero de 2020

Reposo


Quiero descansar en Ti
Oh, Bien Eterno e Increado
Si por tanto aquí en la Tierra
Sí también al final de la mia vida terrena
Quiero descansar en Ti
También al final de cada día

Tú eres mi reposo
Mi fuente de paz
Me haces falta si me alejo
De Tus santos mandamientos
No desprecies esta loca
Ven a mi corazón,
Haz que repose en Tu bondad
Cuando mi corazón este cansado
Porque estamos afectados
Hasta que en Ti descansemos,
Hasta encontrarte Señor
En cada momento, en cada ser humano.

domingo, 16 de febrero de 2020

20,000

20,000 visitas
Me ha regalado hoy
El que me inspiró
A escribir este blog,
20,000 gracias a ustedes
20,000 gracias a Dios.

martes, 4 de febrero de 2020

Mi Jesús Crucificado

Hace unos minutos encontré en el "Facebook" una pregunta que tal vez puede ponernos en discordia con los cristianos no catolicos.  Se hacia la pregunta "Por que la iglesia católica muestra una cruz con Cristo crucificado?  Leí varios comentarios donde se ataca nuestra fé.  En realidad, yo pasé varios años preguntandome la misma pregunta.  Ver a Jesús crucificado me hacía llorar, me hacía recordar cuanto El ha sufrido por mi causa, me sentía culpable de su crucificción, y me obligaba a recordar mis pecados.  No me acostumbraba a observarlo, para mi era demasiado.  No comprendía tanto amor, ese amor que es capaz de dar la vida por el ser amado.  Si, ese ser amado por Jesús, eres tú, soy yo, todos los seres humanos.  Me sentía tan indigna de su amor divino y su sacrificio en la cruz.  Pero poco a poco, aunque aún me duele ver a Jesús crucificado, comprendí que ese crucifijo muestra el sacrificio más grande que alguien jamás hará por mí.  Es una muestra de amor, ahora, verlo trae a mi mente que alguien, precisamente el Hijo de Dios quizo venir al mundo a sufrir en una cruz para que yo pudiera ser salvada, para que tenga la oportunidad de arrepentirme de mis pecados y empezar una vida nueva, una vida en Cristo Jesús.  Muestra para mí, el amor también de Dios Padre, es como si al ver el crucifijo Jesús me hablará y me dijera "Te amo!, no lo entiendes, di la vida por ti, para que seas féliz, no te esclavizes al pecado, no te desanimes, que no harîa Yo por ti, si fui capaz de morir crucificado por ti!" También me da la oportunidad de renovarme, de "verlo", de regresar a su rebaño.  Si, mi Jesús, murió por mi en una cruz y después al tercer día resucitó y ahora está sentado a la derecha de Dios Padre.  Y sin embargo, la corona que El decidió lucir: fue una corona de espinas.  Este es mi testimonio, no tengo la respuesta a la pregunta del "Facebook" , pero sé que por esa cruz hoy puedo tener esperanza no solamente en esta vida, sino también en la que viene después de la muerte.  Si Jesús sufrió por mi, también yo puedo sufrir y ofrecerlo a Dios Padre.  Si, yo también tengo una cruz que llevar y espero que como Jesús resucitó, también yo lo pueda lograr por los méritos de su gloriosa resurrección al final de los tiempos.  Les dejo una cita biblica donde San Pablo habla sobre Jesús crucificado.




1 Corintios 1:23-24 

23 pero nosotros anunciamos a un Mesías crucificado. Esto les resulta ofensivo a los judíos, y a los no judíos les parece una tontería; 24 pero para los que Dios ha llamado, sean judíos o griegos, este Mesías es el poder y la sabiduría de Dios.