sábado, 19 de mayo de 2012

El siguiente enlace en el blog de Catolicidad nos muestra y nos habla de un bello vals:

Dios Nunca muere

jueves, 10 de mayo de 2012



Mirar a los ojos de María, contemplar su hermosura, estar en contemplación, solo puede conducir a Dios, es este camino el que explica el Fr. Rufino María Grández en su:

Retiro sobre la Virgen en el mes de Mayo

No se trata de información sobre un retiro espiritual, sino del tema que fue expuesto: via pulchritudinis.

“Feliz Día de las Madres”




En el tiempo de enfermedad de mi madre, le dije inocentemente que yo tenía otra mamá, mi madre un poco afectada por la medicina se puso triste, pero enseguida volvió la alegría a su rostro al recordarle que esa otra mamá es la Virgen María.  Ahora mis dos madres están en el cielo, y este canto que aprendí de niña me trae el recuerdo de las dos mamás que Dios, en su amor, nos obsequia:

“Tengo en casa mi mamá
Pero mis mamás son dos
Tengo otra que me cuida y me adora
Y es también mamá de Dios.”

¡Dios nos permita saber apreciarlas a las dos!

Y a todas las mamás del mundo:

“Feliz Día de las Madres”

miércoles, 9 de mayo de 2012


La vida es una cruz, una cruz que puede ayudarnos a entrar al Reino de Dios, el siguiente enlace me ha dejado con una esperanza y en guardia:

El Reino de Dios

martes, 1 de mayo de 2012

Eucaristía - Fracción del Pan




Hay en la Biblia, en los Hechos de los Apóstoles, referencia a la Eucaristía de los primeros cristianos, la Fracción del Pan:

Hechos 2:42

"Los que habían sido bautizados se dedicaban con perseverancia a escuchar la enseñanza de los apóstoles, vivían unidos y participaban en la fracción del pan y en las oraciones."

Hechos 20:7

"El domingo nos reunimos para la fracción del pan."

También en 1 Corintios 10, 16-17 dice:

“El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión de la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión del cuerpo de Cristo? Porque el pan es uno, nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo, pues todos comemos del mismo pan.”


Jesús nos regala su presencia en la Eucaristía desde la noche de la última cena hasta nuestros días, el mismo se hace presente entre nosotros con su cuerpo, sangre, alma y divinidad bajo la apariencia de un pequeño pan.  Dios Hijo, en su humildad y en su amor a la humanidad, se hace pequeño y se ofrece por nosotros, Jesús, sacerdote y ofrenda, pues solo Jesús, es un sacrificio santo.  Nosotros lo descubrimos con los ojos de la fe en la Eucaristía como los discípulos de Emaus y exclamamos como Tomas al verlo, "Señor mío y Dios mío".