Santa Elizabeth Ann Seton

 

El Ciego de Nacimiento

El domingo pasado el Evangelio nos contó como Jesús devuelve la vista a un ciego de nacimiento después de ungirle los ojos con lodo y mandarlo a lavarse con agua a la piscina de Siloé.  El diacono nos explicó que también ahora Dios nos devuelve la vista y nos da la luz que necesitamos para iluminarnos el camino.  Para alguien que tiene una conversión, sobretodo éste tiempo de Cuaresma, es como si de repente viera.  Algo parecido me aconteció a mi hace años.  Fue como si se me habrieran los ojos y de repente todo era distinto, podía entender lo que había hecho mal y como habia ofendido a nuestro Señor.  Necesitamos pedirle a Jesús que nos devuelva la vista como al ciego de nacimiento, para que nos demos cuenta de nuestros errores, que tal vez por causa de ceguera espiritual no nos damos cuenta de nuestros errores.  Un pecado es un pecado, pequeño, grande, todo es lo mismo.  Alegremonos cuando alguien tiene una conversión y no sigamos reprochandole sus errores.  Alguna vez escuché a alguien decir de una señora que intentaba darle consejos que ella no podía aconsejar por lo mal que se había portado en su juventud.  Pienso que es al contrario, pues esa señora sabe lo amargo del pecado y puede dar testimonio de la gracia de Jesús que actuó en su vida para sacarla del mal camino.  Y una vez iluminados por la gracia salvifica de Cristo, no nos entristescamos de más después de haber sido perdonados en el confesionario.  Recordemos que Jesús perdona todos nuestros pecados, si hacemos una buena confesión, nos devuelve la gracia robada por el pecado y olvida cada uno de nuestros pecados, como dicen por ahí pongamos la frente en alto y sigamos hacia adelante, con el firme propósito de no volver a caer.  Aunque debería agregar que debemos mantener la humildad de sabernos pecadores y no ponernos a una altura por encima de los demás.  Ayer leí en facebook algo que decía, con los ojos en el suelo, el corazón en el cielo.  Que lo que resta de la Cuaresma, tengamos una sincera conversión de nuestros pecados y lleguemos con la túnica blanca a la mañana de resurrección.

Ahí Estaba Dios

 Me tomé la libertad de escribir lo que acabó de ver y escuchar en un video en instagram.  He aquí la transcripción:

Y ahí estaba Dios,

En mis comienzos

Y en mis finales.

Ahí estaba Dios

En cada proceso,

Perfeccionándome.

Ahí estaba El,

En el centro de cada tormenta,

Abrazándome.

Porque fue el único

Al que no le asustarón mis fracazos.

Sino que ahí estaba

Para levantarme.

El no me espera

Al final del camino.

El toma mi mano,

Me saca del lodo

Y caminamos juntos

Hacia un nuevo destino.

Ahí ha estado Dios

En cada etapa de mi vida

El Creador del universo,

El que también me cuida.