martes, 18 de septiembre de 2012

La Historia de Paisia

Extraido de las historias de los padres del desierto en este link:

conocereis de verdad





Se contaba también este episodio sobre el padre Juan: Una jovencita llamada Paisia se quedó huérfana de padre y madre. Pensó entonces en convertir su casa en una posada para los huéspedes de los padres de Escete. Durante un periodo no pequeño se quedo allí, dando hospitalidad y sirviendo a los padres. Pero con el tiempo, cuando consumió su patrimonio, empezó a pasar estrecheces. Entonces se apegaron a ella hombres perdidos y la desviaron de su buen propósito, tanto que empezó a comportarse mal, hasta llegar a la prostitución. Los padres lo supieron y se pusieron muy tristes. Llaman al padre Juan el Enano y le dicen: "Hemos sabido que esta hermana se comporta mal, la misma que, cuando podía, nos demostró su amor. También nosotros quisiéramos demostrarle ahora nuestro amor ayudándola. Tómate el trabajo de ir a ella y, según la sabiduría que Dios te ha dado, encárgate de ella." El padre Juan se fue después donde ella y dijo a la vieja portera: "Anúnciame a tu ama." Pero la portera intentó despedirlo con estas palabras: "Primero habéis deborado sus riquezas y ahora está en la miseria" Le dice el padre Juan: "Dile precisamente que le puedo ser muy útil." Los criados, riéndose, le dicen: "¿Qué tienes que darle, para querer verla?" Y respondió: "¿Cómo vais a saber lo que le voy a dar?" La vieja subió a ella y le refirió el asunto. Dice la joven: "Estos monjes pasan siempre por la orilla del Mar Rojo y encuentran perlas." Se adorna y dice: "Sí, hazle venir a mí." Cuando hubo subido, ella, previniéndole, se colocó en el diván. El padre Juan fue a sentarse junto a ella y, mirándola a la cara, le dijo: "Qué motivo tienes para lamentarte de Jesús, que has llegado a este punto?" Al oír estas palabras, se quedó completamente helada. El padre Juan, bajando la cabeza, empezó a llorar a mares. Le preguntó: "¿Por qué lloras, padre?" Tras un pequeño ademán, se replegó de nuevo, llorando, y le dijo: "Veo a Satanás jugando en tu rostro ¿y no debería llorar?" Preguntó entonces la mujer: "Padre, ¿existe penitencia?" Le dice: "Sí." Y ella: "Llévame a donde quieras." Le dice: "Vamos." Y ella se levantó para seguirle. El padre Juan notó con estupor que no dio ninguna orden ni dijo nada respecto a su casa. Cuando llegaron al desierto era tarde; él hizo una pequeña almohada de arena, le hizo encima la señal de la cruz, y le dice: "Duerme aquí." Se alejó un poco, recitó sus oraciones y se acostó. Despertándose hacia la media noche, vio como un camino de luz que descendía desde el cielo hasta ella, y vio a los ángeles de Dios que llevaban su alma a lo alto. Levantándose, se le acercó y la tocó con el pie; y vio que estaba muerta. Se echó entonces rostro a tierra orando a Dios. Y oyó que el Señor había aceptado una hora de su arrepentimiento más que muchos de tantos que no están animados de un fervor semejante.

1 comentario:

  1. La Misericordia Divina!
    Que hermoso relato.
    Gracias por tu visita a mi blog,
    DTB!!

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