jueves, 28 de noviembre de 2019

Gracias





Agradecerte quiero con el alma
Llena de paz que me brindó tu rostro
Illuminado que siempre me ama,
Hoy de rodillas ante ti me postro.

Escuchas cuando mi alma te clama
Cuando mi corazón a Ti te mostro,
Tú lo llenas de paz y con la llama
De tu amor me guîas a Tu encuentro.

Gracias Señor por los sueños cumplidos,
Por la felicidad, por tu consuelo,
Por la esperanza  de ser admitidos,

Cuando se acerque el fin, llegar al cielo.
Sonreirte por la vida que aguerridos,
Nos atrevemos hoy a alzar el vuelo.

lunes, 25 de noviembre de 2019

Abrir los Ojos


Este domingo pasado acudí a misa, a pesar de mi resfriado o influenza.  Aún no logro decidir de que me he enfermado.  Me ocurrió que cuando daba la homilía el sacerdote, se me cerraron los ojos, y casi enseguida escuché: "te aseguro que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso".  Abrí los ojos sorprendida, pero interesada en lo que el padre diría y dijo: "son las palabras que todos quisiéramos escuchar."  Confieso que en cuanto a mi tiene razón.  Quien no quisiera morir en la esperanza de la vida eterna.  Si realmente supiéramos lo que perdemos cada que pecamos, cada que negamos al Señor, cada que escogemos el mal por bien.  Se necesita ser humilde como lo fue el buen ladrón y reconocer a Jesús como el único rey de nuestra vida, el único Dios verdadero.  El padre dijo que el buen ladrón al lado de la cruz no pidió más que ser recordado por Jesús cuando éste llegara a su reino.  No sin antes reconociéndose pecador.  Se necesita humildad para reconocer que no somos perfectos y que Jesús es el único que puede llevarnos a esa morada celestial.  Pensaba que debemos estar preparados en todo momento para el final.  Reconocer nuestras culpas, confesarnos y declarar en todo momento que Jesús es quien reina en nuestras vidas.  Declararlo al decir "no" cuando alguien nos ofrece drogas o cualquier otro fácil escape de la realidad.  Decir "no" cuando nosotros mismos buscamos otros " dioses" falsos como el dinero o el sexo fáciles para subir ó para crear una falsa autoestima.  Reconocer y llevar el evangelio a nuestros semejantes como la única verdad.  Decir "si" a Dios siempre, un Dios que como nos recordó el padre es un rey con una corona de espinas, y una cruz como su trono.  Esto último no lo dijo él, pero eso me parece.  Nuestro rey Jesucristo, es el único que puede llevarnos al Padre.  Reconozcámoslo como rey de nuestro pequeño universo y ojalá escuchemos en esa hora cuando nuestros ojos se cierren en esta vida y se abran en la vida eterna que estaremos con Él en el paraíso.  Porque hay más gozo en el cielo por un pecador que se convierte que por 99 que no necesitan convertirse.  Hagamos que haya fiesta en el cielo. ¡Y que viva Cristo Rey!