domingo, 30 de septiembre de 2018

Vocación


En varias ocasiones en mi vida, me he sentido atraida hacia la vocación religiosa, pero nunca he tenido el valor y la convicción para tomar esa decisión tan importante.  En una ocasión le conté a una amiga que pensaba que habia perdido la vocación.  Ella sabiamente me dijo que no la habia perdido, pues todos, no solo el clero tenemos una vocación.  El hijo de mi primo me contó que tenía que hacer una presentación sobre la vocación.  Para mi la palabra "vocación" invoca "religión", no fue eso lo que él presentó.  Me contó que hay varias vocaciones, ya sea de doctor, maestro, cantante, lo que sea, y claro sacerdote.  Un año después él entró al seminario, pero esta fue su vocación solo por un año.  Pues después de ese tiempo decidió dejar el seminario.  Actualmente es pintor! Y esa resultó ser tal vez su vocación definitiva.  Sin embargo su hecho de ser pintor es importante para la obra de Dios.  Todos, absolutamente todos somos importante para el plan de Dios.  ¿Cual es ese plan? Nuestra salvación!  Publiqué en alguna ocasión unas palabras del Beato John Henry Newman, decia que aún si nosotros fallamos en nuestra misión Dios puede hacer que otro la continue y darnos otra misión a nosotros.  Pues todos siempre tenemos una misión que cumplir.  Todos somos importante en el gran plan de Dios.  Y nuestra vocación o misión es importante.  Nadie está aquí por casualidad.  El otro día pensaba que es increible como todos contribuimos a que este mundo siga girando.  Y una misión que todos tenemos en común es la de brindar amor a nuestros semejantes.  Ahí donde tú estas, cualquiera que sea tu vocación tienes la oportunidad de mostrar a la gente en tu entorno el amor de Dios, el amor que Jesús nos enseño.  Una sonrisa, una platica sobre la misa, unas palabras de aliento, un abrazo.  Y recuerdo lo que escuché en alguna pelicula, la persona que lo dijo entregaba flores a domicilio, y decia que los más importante de su trabajo, era ver la sonrisa de las personas al recibirlas.  Brindar alegría es sin duda una misión muy importante.  Nunca sabes si tus palabras harán la diferencia en la vida de alguien.  Si algún cumplido cambiará la forma que tiene una persona de verse a si misma con optimismo.  Tal vez te encuentres discerniendo que es lo que quieres hacer con tu vida, lo que decidas es importante.  Pero a donde quiera que vayas, predica con el ejemplo, haz que los demás al comtemplar tu vida, recuerden a Jesús y enciendan su fe, tú eres importante.  Ahí donde estás puedes suscitar amor, compasión, alegría y despertar en otros la decisión de cambiar sus vidas para bien.   Esa es la misión de todos nosotros.  Termino con una cita de Santa Madre Teresa de Calcuta:  "Mucha gente confunde nuestro trabajo con nuestra vocación.  Nuestra vocación es amar a Jesús."


viernes, 21 de septiembre de 2018

¿Qué hacer ante la crisis de la Iglesia?

Empezare por decir que me duele los momentos por los que esta pasando la iglesia.  Me refiero a los casos de pedofilia en los que algunos sacerdotes de varios paises se han visto envueltos.  Me reconozco pecadora, como lo somos todos los seres humanos, excepto Cristo (Romanos 3:23 "todos han pecado y están lejos de la presencia gloriosa de Dios.")  La iglesia esta formada por pecadores, por ti y por mi.  Y los sacerdotes son humanos como nosotros con tendencia a pecar.  Esto no justifica por ningun motivo lo que estos sacerdotes han hecho escondiendose tras su titulo de sacerdotes y de la confianza que se deposito en ellos.  Si, me duele, pero asi como no todos los musulmanes son terroristas, no todos los sacerdotes son pedofilos.  Que tal vez se debio de manejar de una manera más justa esta crisis, es cierto.  Sin embargo, no es hora de dejar la iglesia.  Hace dos domingos nuestro parroco pidio una disculpa por lo sucedido con estos sacerdotes.  Dijo estar enojado.  Yo mas que enojada estoy triste.  No entiendo como personas que se supone estan educadas en el amor de Dios, puedan cometer actos tan despreciables.  En mi parecer, son personas perversas, enfermos.  Me toco ver un video que alguien subio a las redes sociales donde un sacerdote, ya avanzado en edad confiesa lo ocurrido en su escuela.  Imperdonable, tal vez para nosotros, le han fallado a Dios y a su iglesia, pero por su forma de hablar, me di cuenta que no sabia la magnitud de sus actos, pues ni siquiera lo veia como un pecado.  He leido varios articulos sobre como actuar, que hacer, a quien acudir.  Y recuerdo cuando los apostoles dijeron a Jesus "Señor, ¿a quién iremos?, Tú tienes palabras de vida eterna."  Y como dijo nuestro parroco la iglesia es esa barca bajo la tempestad, pero quien lleva el timón es Jesús.  Y El no dejará que su barca se hunda.  Reconozco que cuando escuché la última noticia de abusos a menores en Philadelphia, tuve miedo, miedo de que la institución de la iglesia se colapse.  Pero Jesús es la cabeza y nosotros el cuerpo.  Lo que ellos han hecho no borra esta realidad.  Jesús sigue siendo quien murió por mi y por ti en la cruz, y la iglesia y los sacerdotes santos, los que hacen posible que cada domingo en misa, Jesús se haga presente en cuerpo y sangre ante nosotros.  Entonces ¿Qué hacer? pues lo que se recomienda ante las hacechanzas del demonio, rezar, pedirle a Dios, a Maria y a todos los santos, que limpie y purifique a la iglesia de estas personas que han hecho tanto daño no solo a sus victimas, sino también a la fe que en algunos pueda tambalear por estos eventos.  Rezemos por las victimas de estos actos para que puedan ser sanadas en Cristo. Y como enfatizó nuestro parroco, rezar también por nosotros, para que podamos resistirnos al pecado.  Rezar por el Papa, por los sacerdotes, por las personas consagradas, por las vocaciones, nosotros exigimos que sean casi perfectos, pero ¿y nosotros?  Tal vez sea un cliche, pero si queremos cambiar al mundo, si queremos cambiar la iglesia, empezemos cambiando nosotros.  Y empezemos por no señalar a todos los sacerdotes, pues no todos son culpables.  Y recordemos que Jesús es el mismo, hoy, mañana y siempre.  Es en El en quien tenemos puesta nuestra fe.


Mateo 16: 13-18

13 Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?     14 Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.  15 El les dijoY vosotros, ¿quién decís que soy yo?  16 Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente17 Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 18 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.