Jesús

 De niña me fascinaba la mitología griega.  Lo que más me fascinaba era la idea de que los dioses tuvieran las mismas debilidades que nosotros.  Sin embargo, no creía en ellos como dioses verdaderos.  Pero ahora parece mucho más fascinante la verdad sobre Jesús.  Verdadero Dios y verdadero hombre.  Jesús siendo Dios que se dignó a hacerse uno de nosotros, a vivir como nosotros, ha ser semejante a nosotros excepto en el pecado.   No es un dios del Olimpo que vive comodamente en su palacio.  No, el vivió entre nosotros en una familia pobre.  Nació en un pesebre, lo que podría ser un establo!  Me parece que fue en mi adolescencia cuando empezé a aprender más sobre Jesús, en su humildad, en su servicio al prójimo.  Gracias a San Francisco de Asis y a inumerables películas sobre la vida de Jesús.  Supongo que atraves de mis clases de doctrina durante mi infancia.  A mi me pasó lo contrario de los adolescente, en vez de volverme rebelde, me volví tímida, pero me acerqué más a Jesús.  Como dije gracias a San Francisco de Asis, pues su vida fue un imitar a Jesús.  Así que me interesé por los Evangelios y la forma en que Jesûs nos muestra como servir al hermano.  Tal vez Jesús no tiene nuestras debilidades, pero las entiende.  El mismo fue tentado por el demonio en el desierto y nos muestra como hacernos fuertes ante el pecado: con las escrituras, con la oración, con el ayuno.   Tal vez no soy perfecta, nadie lo es, pero tengo el mejor ejemplo a seguir, Jesús mismo.  Dios me perdone por mis faltas y me acerque cada día más a la imagen de Jesús que no solo se hizo hombre, sino que nos llama hermanos.  Quién quiere a un dios pagano cuando el único Dios del universo  se hizo como uno de nosotros,  un Dios que por haber vivido como nosotros nos entiende como ninguno.  Jesús es un Dios cercano que nos acerca a Dios Padre y nos manda a Dios Espíritu Santo para acercanos aún más a El.