Hace dos semanas fui al confesionario. Fue una prueba de humildad, pero también de confianza en la misericordia de Dios. Yo a veces peco de inocencia, (me perdone Dios por la expresión), pero esta vez tenía la duda de lo que el sacerdote podría decirme. Lloré. Soy consciente de que Jesús nos espera en el confesionario. Y allí me di cuenta de cuánto nos ama. No escuché un reproche, sólo palabras de consuelo. No me pidieon que escalará una montaña para ir a buscar mi perdón. No... la absolución estaba allí, de Jesús por medio del sacerdote a esta indigna sierva suya. Jesús mismo le dijo a Santa Faustina que aunque nuestros pecados fueran como los granos de arena en la tierra, todo se hundiría en el abismo de su misericordia. No tengas miedo, ten confianza en la bondad y misericordia de Dios. Anda al confesionario. No se cual sea la situación en tu pais y si tengas la posiblidad de confesarte, pero rezo por ti y por el fin de la pandemia.
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