viernes, 9 de agosto de 2019

Una Mujer Santa

Ayer despedimos en la iglesia a una mujer santa que dedicó gran parte de su vida al servicio de la iglesia.  No era monja, sin embargo, nunca se casó.  Ella era amiga de mis vecinas en mi domicilio anterior y se hizo amiga también de mi mamá.  Era verdaderamente un alma de Dios.  Recuerdo una vez ella y las vecinas bromearon en que me hiban a espantar los novios.  Me hicieron reir.  Se que está en el cielo, y su vida me ha dejado pensando en la mia propia.  Dios la moldeó hasta ser una mujer santa, si es que alguna vez no lo fue, pero me parece que Dios más que moldearla la perfeccionó.  Ella nos dejó un gran ejemplo a seguir.  Quién no quisiera ser santo cuando Dios venga por él o ella?  Pienso, que me falta mucho para ser santa y no se cuanto tiempo será necesario tan solo para acercarme un poquito a esta persona que ya descansa con Dios.  Ella era alegre, simpatica, servicial, y amaba con amor santo a Dios, nuestro Padre, a Jesucristo, y estaba llena del Espiritu Santo.  El padre nos dijo que seguramente Jesús era muy feliz cuando venía a su corazón durante la comunión.  Yo quisiera también hacer feliz a Jesús.  El nos envía santos para mostrarnos que es posible alcanzar la santidad, para que sigamos su ejemplo.  Hay tantos santos anónimos, entre ellos: esta santa mujer que sus padres amorosamente nombraton: Eva.  Cuanto hay detrás de un nombre.  Cuantos recuerdos y cuantas sonrisas, y cuanta santidad.  Descanse en paz. Asi sea. Y brille para ella la luz perfecta.

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