martes, 27 de junio de 2017

Dios es Amor




Dios es amor, nos lo dice "en el capitulo cuatro versículo ocho primera de Juan", tararea un canto para niños.  Sin embargo, confieso, que después de leer la primera parte de la Biblia, el Antiguo Testamento, hace años, quede un poco confusa.  Dios parecía ser vengativo, pues la historia de Israel muestra que cada que el pueblo se alejaba de Dios, El parecía alejarse y dejarlos a su suerte.  Aunque hay otro sin embargo, a pesar de los extravíos de Israel, Dios les mandaba los profetas para  advertirles y que se convirtieran al Señor.  Hay también un sin número de ejemplos donde Dios se muestra misericordioso con su pueblo.  Perdona el pecado de David, y lo hace padre de Salomón, quien habría de construir su templo.  Es también en el Antiguo Testamento donde hace su promesa a Abraham de hacer de él un pueblo tan numeroso como las estrellas del firmamento.  Es ahí donde en el Génesis hace la promesa de enviarnos un Salvador, al decir que la descendencia de la mujer le aplastaría la cabeza, y aunque en algunas traducciones dice que es la mujer quien le aplastaría la cabeza, es gracias al Si de María, que Jesús encarna nuestra naturaleza humana.  Además, es en el antiguo testamento donde Dios, que nos habla, así entiendo yo, como habla a Jeremías, nos dice que nos ama con un amor eterno.  Eterno, sin límites.  Y le dice a Isaías que aunque una madre se olvidara de su hijo, el no se olvidará de nosotros.  Este Dios, que a pesar de haber desencadenado un diluvio, deja un resto para que la humanidad no se extinga, al igual que salva a la familia de Lot cuando destruye Sodoma y Gomorra.  Este Dios que llevo a su pueblo a Egipto para que no sufriera hambre, y después los salva de este mismo Egipto y los lleva a la Tierra Prometida.  Este Dios que a pesar de desterrarlos de Israel, siempre los regresa a su patria.  Es decir, si, Dios es Amor, somos nosotros los que nos alejamos de Él y sufrimos las consecuencias, pero el siempre está dispuesto a retornarnos, a encaminarnos a esa Tierra Prometida, a nuestra patria celestial, donde junto con los ángeles y santos gozaremos de la beatitud de su Presencia.

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