Hay recuerdos que suelen venir a nosotros con la ayuda de imágenes, de sonidos, de palabras, ó de aromas. Vivencias que han quedado grabadas en nuestra memoria, aguardando el momento de algo que las despierte. Recordar a Dios en el diario de nuestras vidas, puede parecer difícil para quien para empezar no cree en El, pero para los que creemos, basta despertar, abrir los ojos. Y es que Dios es el creador de todas las cosas y todo lo que tenemos es gracias a El, empezando por la vida misma. Aun así, hay veces que siento la necesidad de ver a Dios, algo que me recuerde de El, que me haga sentir su presencia, y quisiera tener cerca alguna imagen religiosa. Y entonces me pregunto, ¿cómo será Dios Padre? Y recuerdo las palabras de Jesús cuando dice que quien lo ha visto a El, ha visto al Padre. Y es que son un solo Dios verdadero, junto con El Espíritu Santo. Y Dios en su simplicidad es Amor, Amor puro, divino, como nos decía el Sacerdote este domingo, Ágape: Amor de entendimiento. Y entonces viene a mi otro recuerdo, una imagen que tengo grabada en mi memoria con todo y el sentimiento que despierta en mí, de sentirme querida y amada por Dios. Es una ilustración del catecismo que estudie para mi primera comunión. En este dibujo se ve un gran círculo como una hostia, pero de color dorado, amarilla y blanca, de este círculo sale una mano hacia una niña que esta frente a El y que me parece también inclina sus manos hacia esta mano divina. Obviamente, representa la mano de Dios, que siempre esta ahí para ayudarnos, que nunca se aparta de nosotros y a quien dice el ahora Beato S.S. Juan Pablo II, debemos acércanos no solo en oración de petición , sino también en alabanza, en contemplación, en la alegría como en la tristeza. Recordar esta imagen, me hace recordar a su vez, la presencia de Cristo en la Hostia Consagrada, y en como El, Dios, esta siempre ahí, siempre.
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