lunes, 10 de octubre de 2011

La Humildad



La humildad según la definición de la Real Academia Española es la virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento.

Podría decirse que ser humilde es dejarse y saberse ser amado por Dios reconociendo que todo lo que tenemos ya sea material o espiritual proviene de Dios, reconociendo que lo único que realmente es nuestro es nuestra miseria, nuestras debilidades.   Al reconocer nuestra miseria podemos reconocer nuestra necesidad de Dios y buscarlo. Como lo explica el Catecismo de la Iglesia Católica 2733 “Quien es humilde no se extraña de su miseria; ésta le lleva a una mayor confianza, a mantenerse firme en la constancia.” Al dar gracias y gloria a Dios por lo recibido evitamos la vana gloria y podemos abrirnos a recibir sus dones y a usarlos para servir a los demás.  Al ser humilde aceptamos no solo la alegría sino también la tristeza y podemos ofrecer ambas a Dios en acción de gracias y regocijarnos en Cristo.

En Jesús nuestro Señor, encontramos la verdadera humildad, pues siendo Hijo de Dios, vino al mundo y se hizo hombre como nosotros, compartiendo nuestra naturaleza humana, y usando su vida al servicio de los demás.  Aceptando en todo la voluntad de su Padre, nuestro Dios, llegando a dar su vida para alcanzarnos la vida eterna.

También nuestra Madre, la Virgen María es ejemplo de humildad, pues no solo aceptó lo que Dios le pedía, sino que se llamo así misma “la esclava del Señor”, llegando a ser nada, para serlo todo en Dios.

Siendo humildes podemos dejar de pensar en nosotros para pensar en los demás.  Solo por medio de la humildad podemos dejar de confiar en nuestras propias fuerzas y confiar más en Dios, nuestro Padre y creador.

Humildad virtud que nos lleva a seguirte de cerca, Jesús, a dejarnos moldear por tu mano, a aceptar con tu gozo, la cruz.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario