8. El venerable Juan de Avila, el cual estaba enamorado de Jesús, en todas sus predicaciones no dejaba de hablar del amor que Jesús nos tiene, en su tratado del amor que tiene por nosotros éste amantisimo Redentor escribe que estos abrasados sentimientos, que por ser muy bellos, he querido añadirlos aquí. Dice Así:
"Tu, Redentor, amaste el mundo en tal modo, que quien considera éste amor no puede hacer menos que amarte, porque tu amor hace violenzia al corazón, como dice el Apostol: Caritas... Christi urget nos. El origen del amor de Jesús hacia los hombres es su caridad (amor) hacia Dios. Por eso dice el Jueves de la cena: Ut cognoscat mundus quia diligo Patrem, surgite, eamus. ¿Pero dónde? A morir por los hombres en la cruz."
"No alcanza cualquier intelecto a comprender cuanto arde éste fuego en el corazón de Jesucristo. Si como le fue pedido que sufriera una muerte, se le hubiera mandado que sufriera miles, el bien tenía amor para sufrirlas todas. Y eso que le fue impuesto para sufrir por los hombres le fuese estado impuesto sufrir por la salud de uno solo, asi lo hubiese hecho por cada uno como lo hizo por todos. ¡Oh amor divino, cuánto fuiste mayor de aquellos que compareciste! Compareciste grande por fuera, porque tantas llagas y moretones nos predican un gran amore, pero no dice toda su grandeza , pero fue más el de adentro que el que compareció de fuera. Aquello fue una centella que manó de aqule gran mar de inmenso amor."
"Este es el mayor signo de amor, dar la vida por sus amigos; pero no es signo que bastó a Jesucristo para expresar su amor."
"Este amor es aquel que hace salir de si a las almas buenas, y les hace quedarse atonitas cuando se les da a conocer. Entonces nace el sentir arder las entrañas, el desear el martirio, el alegrarse en el sufrir, el gozar en las parrillas candentes, el caminar sobre las brasas como si fueras rosas, el anhelar los tormentos, el alegrarse de aquello que el mundo teme y abrazar lo que el mundo aborrece."
9. Dice San Ambrosio que el alma que esta unida a Cristo en la cruz, ninguna cosa tiene por más gloriosa que llevar consigo la insigna del Crucificado,
"¿Oh, cómo te pagare amante mio este amor tuyo? Es digno que la sangre se recompense con sangre. Veame yo con esa sangre teñido en ésta cruz enclavado. O santa cruz, recibeme ahora en ti. Ensanchate, coroname, a fin de que pueda meter mi cabeza. Oh clavos, dejen esas manos inocentes de mi Señor, y traspasen mi corazón de compasión y de amor. Por eso mi Jesús dice San Pablo que tu moriste: por apoderarte de vivos y muertos, ya no con los castigos, pero con el amor...In hoc... Christus mortuus est et resurrexit, ut et mortuorum et vivorum dominetur (Romanos 14:9)"
"Oh ladrón de corazones, la fuerza de tu amor ha partido tambien nuestros corazones aunque duros. Tú has inflamado a todo el mundo de tu amor. Esta tu cruz es ya una ballesta que hiere los corazones. Que sepa todo el mundo que tengo el corazón herido. Oh amor mio dulcisimo, ¿qué has hecho? ¿Has venido a curarme o me has herido? ¿Ha venido a enseñarme a vivir y me has dejado como loco? Oh sabia locura, que yo no viva más sin ti. Señor, cuando yo miro la cruz, todo me invita a amarte, la madera, la figura, las heridas de tu cuerpo, y sobre todo tu amor me invita a amarte y a no olvidarme nunca de ti. "
Mas para alcanzar el amor perfecto a Jesucristo, necesitamos medios:
E aqui los medios que nos enseña San Tomas de Aquino (Opusc. de Dilect. Dei, § 1):
Por 1° Tener una memoria continua de los divinos beneficios generales y particulares.
Por 2° Considerar la infinita bondad de Dios, que esta siempre haciendos el bien, y siempre nos ama, y busca nuestro amor.
10.
Por 3° Evitar con diligencia cada cosa minima que le desagrade.
Por 4° Renunciar a todos los bienes sensibles de esta tierra: riqueza, honores y placeres de los sentidos.
Añade el P. Taulero ser un gran medio ahora para obtener el amor perfecto a Jesucristo y meditar en su santa Pasión.
¿Quién puede negar que la devoción a la Pasión de Jesucristo es de todas las devociones la más útil, la más tierna, la más querida por Dios, la que más consuela a los pecadores, la que más inflama las almas amantes? ¿En dónde más recibimos nosotros tantos bienes, sino de la Pasión de Jesucristo? ¿Dónde tenemos nosotros la esperanza del perdón, la fortaleza contra las tentaciones, la confianza de andar al paraiso? ¿Dónde tantas llamas de verdad, tantas llamadas amorosas, tantos impulsos a mudar de vida, tantos deseos de darnos a Dios, sino de la Pasión de Jesucristo? Tanta razón tenía el Apostol de llamar excomulgado al a quien no ama a Jesucristo. : Si quis non amat Dominum nostrum Iesum Christum, sit anathema (1 Corintios 16:22).
Decía San Buenaventura que no hay devoción más apta a santificar un alma que la meditación de la Pasión de Jesucristo. Donde se nos aconseja meditar cada día la Pasión, si queremos avanzar en el amor divino: Si vis proficere, quotidie mediteris Domini Passionem; nihil enim in anima ita operatur universalem sanctimoniam, sicut meditatio Passionis Christi.
11. Y antes dice San Agustin cuando se refiere al Bustis; que vale más una lágrima perdida por la memoria de la Pasión, que el ayuno en pan continuado cada semana: Magis meretur vel unam lacrimam emittere ob memoriam Passionis Christi quam si qualibet hebdomada in pane ieiunaret . Por eso los santos estan siempre más ocupados a considerar los dolores de Jesucristo. San Francisco de Asis por tal medio se convirtió en Serafin. Un día fue encontrado por un caballero llorando y gritando con gran voz, le preguntó, ¿por qué? "Lloro, responde, los dolores y la ignominia de mi Señor, y lo que me hace más llorar es que los hombres, por los cuales ha sufrido tanto, viven sin recordarlo." Y diciendo esto redoblo las lágrimas. haciendo que él también se pusiera a llorar. Cuando el santo escuchaba bramar un cordero o veía otra cosa que le recordaba de la Pasión de Jesús, enseguida reanudaba las lágrimas. Estando una vez enfermo, alguien le dice que si quería que le leyeran algún libro devoto,: "Mi libro, responde, es Jesús crucificado."
Escribe Tiepoli: "Quien no se enamora de Dios mirarndo a Jesús muerto en la cruz, no se enamorará jamás."