lunes, 10 de enero de 2022

El Bautismo





Este pasado domingo nos preguntaba el sacerdote sobre quién sabía la fecha de su bautismo.  Unos pocos levantaron la mano.  Pero el Padre nos propusó averiguar cuando nos bautizaron y celebrar esa fecha tan importante en nuestra vida espiritual.  Hoy celebré mi cumpleaños y me pareció buena idea averiguar esa fecha.  Rebusqué y rebusqué entre varios documentos y encontré mi tarjeta de confirmación, donde, entre otras cosas también aparece la fecha de mi bautismo:  Fue un 29 de Junio! El Padre nos recordó varias cosas importantes del bautismo.  Como que se nos hace una cruz en la frente para que pensemos en Dios. Como el que el encender una vela, por la luz que represent.a Cristo.  Confieso que lo que más me llamo la atención, humana que soy, fue el rito de exorcismo dentro del bautismo.  Y nos explicó el Padre que es para que en nuestra vida no peleemos solos contra el diablo.  Es decir para que siempre acudamos a Dios cuando creamos caer, cuando no tengamos fuerzas para resistir.  Así que cada 29 de Junio recordaré que soy hija de Dios, que he sido bautisada en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y que se me han dado recursos para pelear contra el pecado.  "Luz Patricia.. " ha dicho el sacerdote y me ha bautisado.  Y ese día, al igual que hoy: nací, esta vez, por medio del Espíritu Santo y me fue borrado el pecado original.  Bendito sea Dios.  Y claro que el primero que fue bautisado fue nuestro Señor Jesucristo, aunque en Él no había pecado, pero por seguir el plan de salvación de Dios Padre.  Algún día escuché de las palabras de un diacono, que Dios también exclama en nuestro bautismo al igual que lo hizo con Jesús:  "Éste es mi Hijo muy amado" y que ójala nuestra vida lo haga exclamar "en quién tengo mis complacensias".  Jesús empezó su vida pública después de recibir el bautismo.  Así que al igual que El a nosotros se nos ha dado una misión.  Jesús proclamó la Buena Nueva, la venida del Reino de Dios, curó enfermos, liberó endemoniados, nos eneseñó a amar al prójimo, resucitó muertos, perdonó pecados, dió de comer al hambriento y al final se ofreció a  si mismo como sacrificio por expiación de nuestros pecados. Entregó su vida por amor.   Sigamos us enseñanzas y seguramente escucharemos:  éste es mi hijo(a) muy amado(a) en quien me complazco.




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