jueves, 29 de febrero de 2024

Dame, Señor, un ala de reserva - don Tonino Bello

Quiero agradecerte, Señor, por el don de la vida.


He leído en alguna parte que los hombres son ángeles con una sola ala:

Sólo pueden volar estando abrazados.

A veces en momentos de confianza me atrevo a pensar, Señor,

que tú también tengas una sola ala,

la otra la tienes escondida...

Quizás para hacerme entender que no quieres volar sin mí.

Por eso me diste la vida, para que yo fuera tu compañero de vuelo.

Enséñame entonces a flotar contigo porque vivir no es arrastrar la vida,

no es arrancarla,

no es mordisquear eso:

vivir es abandonarse como una gaviota a la embriaguez del viento;

vivir es saborear la aventura de la libertad,

vivir es extender el ala,

la única ala con la confianza de alguien que sabe que tiene un socio tan grande como tú.

Pero no basta saber volar contigo


Señor:

Me diste la tarea de abrazar al hermano y ayudarlo a volar.

Te pido perdón, por todas las alas que no ayudé a extender:

No me hagas pasar indiferente ante el hermano que se quedó con el ala,

la única ala, enredada inexorablemente en la red de la miseria y la soledad y ahora se ha convencido de que ya no es digno de volar contigo:

Sobre todo por este hermano desafortunado dame, oh Señor, un ala de reserva.


- don Tonino Bello -

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