miércoles, 31 de agosto de 2022

La Vida

 Es extraño como ocurren las cosas.  Confieso que estaba un poco preocupada por como me sentiría al estar otra vez en el ambón después de mis vestidos escotados.  Y confieso que después del primero, el que lleve a la iglesia, no sabia realmente como vestirme para la iglesia.  Estaba un poco confundida.  Tal vez me pueden juzgar de escandalosa, pero en realidad, me preocupaba quedar como hipocrita delante de Dios y pues de su pueblo que va a misa.  Resulta que por causas de fuerza mayor, no pude asistir a misa.  Tendré que confesarme otra vez, porque faltar a misa es pecado.  Tal vez esta vez si confiese que falté al pudor y a la modestia que llevaba practicando por tantos años.   Dios me perdone.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario