martes, 21 de junio de 2022

El Velo

 Por lo general prefiero no hablar de mi vida personal en este blog.  Sin embargo, tendré que hacer una excepción.  He tenido una pequeña crisis existencial por mi vestimenta este domingo.  Resulta que he perdido un poco de autoestima por un problema personal.  Y traté de sentirme "bonita" vistiendo un vestido de encaje rosa.  No era corto, apenas sobre la rodilla, flojo, no ajustado de corte imperio.  A mi pensar no mostrava tanto el pecho, a juzgar por mi imagen en el espejo, así que me conforme con eso y decidí asistir así a misa.  Me solté el pelo, que casi siempre tengo sostenido en un cola de caballo y me maquillé.  Me sentía "bonita".  Llegando a la iglesia, me arrodillé como es mi costumbre y miré hacia el altar.  Y vi el Sagrario.  Fue como un balde de agua fría.  "Esta aquí, Jesús esta aquí" pensé y me sentí tan mal que me dispusé a pedir perdón a Jesús por mi atuendo.  Como este domingo celebramos la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, reservaron una banca detrás nuestro para algunos miembros de los Adoradores Nocturnos.  Yo estaba sentada en la primera fila.  Y llegaron los adoradores, entre ellos, dos mujeres.  Vestían pantalones negros, blusa blanca y un bello velo blanco.   Además de pena por mi atuendo, me dio mucha vergüenza haberme presentado así en la iglesia, después de verlas.  Después del domingo, leí un artículo en facebook sobre como algunas mujeres estan vistiendo velo en la iglesia.  Leí algunos comentarios.  Entre ellos uno que me pareció muy sensato.  Una mujer, que, en efecto, usa el velo cuando asiste a misa.  Sin embargo, escribió que cada uno de nosotros, o nosotras (en este caso) tiene su propio camino espiritual y no todas estamos en el mismo tramo del camino.  Así que está bien usar velo, como no usarlo.  A pesar de eso, al ver el Sagrario, me di cuenta, que tenemos que mostrar respeto por nuestro anfitrión: Jesús.  Decía la mujer que escribió el comentario que solo usa velo delante de Jesús.  En mi caso, en este momento de mi vida, he recuperado el pudor, que tal vez perdí el domingo, aunque confieso que por lo general trato de vestir lo más discreta posible.  Recuerdo que en mis años veinteañeros solía pensar que Dios me amaba así como yo era, con mis blusas rosas ajustadas, mis jeans y mis minifaldas (estás últimas solo las use mi último año para despedir los veintes, pero nunca en la iglesia).  La vestimenta siempre ha estado entre mis preocupaciones, tanto que era un tema cuando me pedían dar algún testimonio.  Ayer lloré, lloré por el vestido del domingo y porque así como Dios me amó a traves de los años, también yo debo de mostrar mi amor, empezando por respetarlo, ya que, si Dios Hijo, Jesús, se encuentra presente en la Ostia Consagrada, es verdad también que Dios está en todas partes.  Así que trataré de mostrarle respeto lo mejor que pueda.  Y este es mi muy humilde sentir sobre como vestir para la misa.

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