sábado, 28 de noviembre de 2020

La Encarnación

 Mañana es el primer Domingo de Adviento.  El tiempo que nos dicta la iglesia para prepararnos a celebrar el nacimiento de Jesús.  Un Dios que se hizo hombre. El Verbo, es decir, la Palabra que se hizo hombre.   Engendrado no creado, porque es Dios.  El que fue engendrado antes de todos los siglos.  Ya estaba ahí en el principio.  Por El se hicieron los cielos y la tierra.  Todo subsiste en El.  El es Dios, El creó el universo.  El creador del universo se encarnó en virginal vientre, el que es infinito, fue humildemente dispuesto a nacer hombre, a contenerse en nuestra naturaleza humana.  El es Dios y es Hombre.  Es Hijo de Dios y es Dios.  Que nadie nos convenza de lo contrario.  Jesús en su infinita misericordia bajó de los cielos al vientre de María, para acercarnos a El, para salvarnos.  Porque, quién puede temer a un bebe?  Se nos presenta indefenso, y al mismo tiempo Divino, indefenso por su naturaleza humana, pero no deja de ser Dios.  El bajó para que nosotros podamos seguirlo hasta el cielo.  Empecemos esta adviento, asemejandonos a El en humildad.  El es Dios, hecho hombre, nosotros somos sus pequeños hermanos y El viene como un Niño Dios, pero nos conoce porque estaba ahí cuando la Santisima Trinidad pensó en crearnos, nos ama desde entonces.  Preparemos nuestro corazón para recibir a nuestro salvador, así como María respondió si, con humildad, obediencia y amor.  Que se cumpla en nosotros su santa voluntad.

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