jueves, 21 de diciembre de 2017

Caminemos al Encuentro del Señor





Misericordia de Dios y gracia recrea en el hombre la comunión con el divino.  Esta reconciliación entre el hombre y Dios está ya simbolizada por Cristo mismo, el Hombre-Dios que nace en Navidad.  Un prodigio de amor, porque solo el amor puede hacer posible la unión de dos naturalezas tan diferentes.  Tomados por el estupor de esta maravilla, agradecidos por este regalo que viene de veras de lo alto, pero que acepta ofrecerse en la manera más humana posible, dejemos que prevalezca la apertura del corazón, dejemos que sea justo este Niño quien nos reconcilie con Dios (2 Cor. 5:20).  Comprendamos que solo el amor está en grado de salvarnos, curarnos, pacificar.  Que solo el amor puede llevar al hombre a la plena realización de si mismo, a la plenitud, a cumbres quizás nunca imaginadas.  Veamonos con los ojos objetivos de quien sabe reconocerse imperfecto, pecador, y por eso necesitado del amor de Dios que renueva.  La humildad es siempre el primer paso para acercarse a Dios y para reconocerlo.  Dios mismo lo demuestra, porque El al principio se nos presenta humilde, simple, pobre. . .No debe haber miedo a un Dios así, que parece que quiere, a toda costa, hacerse más amable, para suscitar nuestro interés.




Traducido de Novena di Natale

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