Libro Segundo
Capitulo 2
Cómo Debemos Tener Paciencia con Humildad
No tengas en mucho quien es por tí o contra tí; mas ten cuidado que sea Dios contigo en todo lo que haces. Ten buena conciencia, y Dios te defenderá. Al que Dios quiere ayudar no le podrá dañar la malicia de alguno.
Si tú sabes callar y sufrir, sin duda verás el favor de Dios. El sabe bien el tiempo y la manera de librarte; y por esto te debes ofrecer a él en todo. A Dios pertenece ayudar y librar de toda confusión. Algunas veces conviene para nuestra humildad que otros sepan nuestros defectos, y los reprendan. Cuando el hombre se humilla por sus defectos, entonces fácilmente aplaca y mitiga los otros, y satisface a los que están airados con él.
Dios defiende y libra al humilde, y al humilde ama y consuela: al humilde se inclina, y al humilde da grande gracia, y después de su abatimiento lo levanta a la honra. Al humilde descubre sus secretos, y le trae dulcemente a sí, y le convida. El humilde, recibida la injuria y afrenta, está en mucha paz; porque está en Dios, y no en el mundo. No pienses haber aprovechado algo, si no te estimas por el más bajo de todos.
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