lunes, 12 de mayo de 2025

Evangelio del Lunes de la 4a semana de Pascua

 Evangelio según San Juan

Jesús dijo a los fariseos: "Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino por otro lado, es un ladrón y un asaltante.
El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas.
El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. El llama a cada una por su nombre y las hace salir.
Cuando las ha sacado a todas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz.
Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz".
Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir.
Entonces Jesús prosiguió: "Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas.
Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado.
Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento.
El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia."


San John Henry Newman (1801-1890)

teólogo, fundador del Oratorio en Inglaterra

Sermon “El Pastor de nuestras almas”, PPS, t. 8, n° 6

“Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor” (Mateo 9,36)... Las ovejas estaban dispersas porque no tenían pastor... Así estaba el mundo entero cuando Cristo, en su infinita misericordia, llegó a él “para reunir en unidad a los hijos dispersos de Dios” (Juan 11,52). Y si, por un momento, de nuevo quedaron sin guía, cuando en su lucha contra el enemigo el Buen Pastor dio su vida por sus ovejas - según la profecía: “¡Hiere al pastor, que se dispersen las ovejas (...)!” (Za 13,7) – sin embargo, pronto, Éste resucitó de entre los muertos para vivir por siempre, según esta otra profecía: “El que dispersó a Israel lo reunirá y lo guardará como un pastor a su rebaño” (Jeremías 31,10).       Como él mismo dijo en la parábola que nos propuso, “Y una a una llama a sus ovejas por su nombre, y camina delante de ellas. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz”. Así, el día de su resurrección, como María lloraba, Él la llamó por su nombre (Juan 20,16), y ella se dio la vuelta y reconoció, al oírlo a aquel que no había reconocido al verlo. De igual modo le dijo a Simón Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?”, y agregó: “Soy yo” (Juan 21,15.19). Del mismo modo, él y su ángel le dijeron a las mujeres: “Él les espera en Galilea”; “Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán”. (Mateo 28,7.10). Desde aquel momento, el Buen Pastor, que ocupó el sitio de sus ovejas y murió para que ellas pudieran vivir por siempre, las espera y ellas “siguen al Cordero a dondequiera que vaya” (Apocalipsis 14,4).

No hay comentarios.:

Publicar un comentario