Ayer 22 de Mayo fue la fiesta de Santa Rita. Ultimamente he aprendido sobre su vida. ?Sabias qué es la patrona de las causas imposibles? De bebe, se dice que las abejas venían a ella y ponían miel en sus labios. Cuando creció quería ser monja, pero sus padres la obligaron a casarse. Tuvo dos hijos. Sin embargo su esposo fue un hombre violento que murió asesinado. Sus hijos murieron de causas naturales. Al quedarse sola entro al convento. En el convento recibió una estigma en la frente que le causaba mucho dolor. Cuando cayó enferma de muerte, le pidió a Dios que le mostrara que sus hijos estaban en el cielo. Le habló a la superiora y le pidió que le trajera una rosa de su antigua casa aunque fuera invierno. La superiora fue y encontró rosas en el jardín. Después le pidió que le trajera higos y también los encontró a pesar del invierno. Así comprobó que sus hijos estaban en el cielo y pudo morir en paz.
Jesús dame tu luz, para que encuentre sentido a mi vida. Jesús dame tu luz, para que sepa vivir con alegría Jesús dame tu luz, para que sepa compartir mi vida. Jesús dame tu luz, para que deje de lado mis tristezas. Jesús dame tu luz, para que deje atrás todas mis dudas. Jesús dame tu luz, para crecer y madurar. Jesús dame tu luz, para saber lo que quieres de mi. Jesús dame tu luz, para librarme de tanto consumismo. Jesús dame tu luz, para ayudar a cuantos lo necesitan. Jesús dame tu luz, para no tener miedo a lo que pidas. Jesús dame tu luz, para romper mis comodidades. Amén.
Hoy el Evangelio nos habla sobre un nuevo mandamiento que nos deja Jesús: Amense los unos a los otros como yo los he amado. Nos dice el diacono, que Jesús con este nuevo mandamiento nos habla sobre el primer mandamiento que nos pide amar a Dios. Como nos dice San Agustin, los primeros cristianos se amaban entre si porque veían a Dios en el otro. Es decir que amaban a Dios en el prójimo. Eso me recuerda de una ocasión en que presencié una Vigilia de Pascua desde adentro de la iglesia. En esa ocasión observé como entraban todos con una velita, encendidas todas del Cirio Pascual que representa a Cristo. Recuerdo que comprendí que debemos amar a los demás porque dentro de ellos está Jesús mismo. Y ya nos lo dijo Él: lo que hagan a mis hermanos más pequeños es como si me lo hicieran a mi. Como dice una hermana de la caridad, de la orden de Santa Teresa de Calcuta, que a veces la santa les tenía que recordar que estaban sirviendo a Jesús, para que recordarán que era a Jesús a quien lavaban las heridas y atendían. No por nada amor en latín es caritas, es decir caridad. Deus caritas est, Dios es amor. Y ya nos lo dijo Jesús "sean perfectos como mi Padre es perfecto." Osea amemos como nos amó Jesús, que amaba a los pecadores, que amaba a sus enemigos tanto que le pidió a Dios "perdonalos porque no saben lo que hacen", que murió por todos en una cruz, que se hizo servidor de todos tanto que lavó los pies a sus discipulos. Y tal vez nosotros no podamos hacer milagros pero si podemos amar, ayudar al prójimo y salir a su encuentro si es posible, a veces no se necesita dinero, a veces tan solo con escuchar es una gran ayuda al que necesita ser escuchado.
Este sábado pasado asistí al sacramento de la reconciliación, es decir, me fui a confesar. Y Jesús en su infinita misericordia me perdonó. Al salir le dije a mi hermana que hiba a retomar mi oración del rosario todos los días. Le dije que el padre me lo sugirió. Pues qué hiciste para que te hayan puesto a rezar el rosario me preguntó asombrada. En realidad, mi penitencia fue tan solo un Padrenuestro. Lo que el padre me sugirió es que debía cuidar mi vida espiritual y alejarme de las ocasiones de pecar. Así que se lo expliqué a mi hermana. Y como tenía días que ya no rezaba, por eso quize retomar mi rosario. Comenzé ayer que era día de la Virgen de Fatima. Por cierto que ayer me ocurrió algo que no me pasaba ya de un tiempo, lloré, ayer. Mi hermana cantó el Ave María viendo videos en YouTube y le dije, porque no cantas el 13 de Mayo, y busco el video. Empezamos a cantar y no pude continuar. Las lágrima cayeron a mis mejillas. Ya lo había escrito aquí en otro blog, dirigirme a la Virgen María me hace emocionarme mucho al punto de romper en llanto. Mi hermana no lo entendió, podrías explicarme por qué lloras me preguntó. Le contesté que posiblemente me recuerda a mi madre, que en paz descanse, y de que ahora ella, la Virgen María, es mi madre. Mi hermana siguió sin entender, pero que sientes? por qué lloras insistió, no supe explicarme, es así inexplicable. Como ya escribí en otra ocasión, yo no sé que me pasa con María. Por lo menos puedo rezar el rosario y la Ave María. Me gustaría mucho asistir también al Santisimo, pero por el horario, se me hace muy díficil. También el Papa me animó a rezar el rosario, pues pide que nos acerquemos a María, se nota que él la ama muchisimo. Hagamos como el Papa León nos indica y acerquemonos a nuestra madre María.
PALABRAS DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II Sábado 13 de mayo de 2000
Amados peregrinos de Fátima:
Quiero dirigir ahora un saludo particular a los enfermos aquí presentes en gran número, y lo extiendo a cuantos, en sus hogares o en hospitales, nos acompañan espiritualmente.
El Papa os saluda con gran afecto, queridos enfermos, y os asegura un especial recuerdo en la oración por vosotros y por las personas que os cuidan. Pongo los anhelos de cada uno en el altar donde Jesús continuamente intercede y se sacrifica por la humanidad.
He venido hoy aquí como testigo de Jesús resucitado. Él sabe lo que es sufrir, porque vivió las angustias de la muerte; pero, con su muerte, venció a la muerte, siendo el primer hombre, en absoluto, que se liberó definitivamente de sus cadenas. Recorrió todo el itinerario del hombre hasta la patria del cielo, donde ha preparado un trono de gloria para cada uno de nosotros.
Querido hermano enfermo, si alguien o algo te hace pensar que has llegado al final del camino, ¡no le creas! Si conoces el Amor eterno que te ha creado, sabes también que, dentro de ti, hay un alma inmortal. Existen varias estaciones en la vida; si acaso sientes que llega el invierno, quiero que sepas que esta no puede ser la última estación, porque la última será la primavera: la primavera de la resurrección. La totalidad de tu vida se extiende infinitamente más allá de sus fronteras terrenas: prevé el cielo.
Queridos hermanos y hermanas enfermos, sé que "los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros" (Rm 8, 18). ¡Ánimo! En este Año santo, la gracia del Padre se derrama con mayor abundancia sobre quien la acoge con el alma sencilla y confiada de los niños; esto mismo nos lo ha recordado Jesús en el texto evangélico que acabamos de proclamar. Si es así, también vosotros, queridos enfermos, procurad ser como esos "pequeños", para que Jesús se complazca en vosotros. Dentro de poco se va a acercar a vosotros para bendeciros personalmente en el santísimo Sacramento; sale a vuestro encuentro con esta promesa: "Mira que hago nuevas todas las cosas" (Ap 21, 5). ¡Tened confianza! Abandonaos en sus manos providentes, como hicieron los pastorcitos Francisco y Jacinta. Ellos os dicen que no estáis solos. El Padre celestial os ama.
Ayer escuché la primera homilía del Papa León XIV por YouTube. Fue una homilía extensa donde resalta la humildad del Papa León. Lo que más me impresionó aparte de sus anécdotas como misionero en Perú, fue como les pidió a los jóvenes y me parece que a todos los católicos que lo acompañen en su llamado, "los necesito" dijo. Este Papa con "olor a oveja", pide que seamos parte de la evangelización, como dijo San Francisco de Asís "predica, cuando sea necesario usa las palabras". Osea nos pidió que prediquemos con el ejemplo, con nuestro testimonio. Esto me animó a seguir adelante con este blog. Y aunque no soy perfecta, Dios nos usa a cada uno como sus instrumentos, no soy guía, pero soy cristiana, y espero que lo que escribo y comparto pueda ayudar a alguien a acercarse a la iglesia, a acercarse a Jesús. Al final también nos pidió que rezemos por él. Dios proteja a nuestro Papa León XIV.
Jesús dijo a los fariseos: "Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino por otro lado, es un ladrón y un asaltante. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. El llama a cada una por su nombre y las hace salir. Cuando las ha sacado a todas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz". Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir. Entonces Jesús prosiguió: "Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia."
San John Henry Newman (1801-1890)
teólogo, fundador del Oratorio en Inglaterra
Sermon “El Pastor de nuestras almas”, PPS, t. 8, n° 6
“Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor” (Mateo 9,36)... Las ovejas estaban dispersas porque no tenían pastor... Así estaba el mundo entero cuando Cristo, en su infinita misericordia, llegó a él “para reunir en unidad a los hijos dispersos de Dios” (Juan 11,52). Y si, por un momento, de nuevo quedaron sin guía, cuando en su lucha contra el enemigo el Buen Pastor dio su vida por sus ovejas - según la profecía: “¡Hiere al pastor, que se dispersen las ovejas (...)!” (Za 13,7) – sin embargo, pronto, Éste resucitó de entre los muertos para vivir por siempre, según esta otra profecía: “El que dispersó a Israel lo reunirá y lo guardará como un pastor a su rebaño” (Jeremías 31,10).
Como él mismo dijo en la parábola que nos propuso, “Y una a una llama a sus ovejas por su nombre, y camina delante de ellas. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz”. Así, el día de su resurrección, como María lloraba, Él la llamó por su nombre (Juan 20,16), y ella se dio la vuelta y reconoció, al oírlo a aquel que no había reconocido al verlo. De igual modo le dijo a Simón Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?”, y agregó: “Soy yo” (Juan 21,15.19). Del mismo modo, él y su ángel le dijeron a las mujeres: “Él les espera en Galilea”; “Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán”. (Mateo 28,7.10). Desde aquel momento, el Buen Pastor, que ocupó el sitio de sus ovejas y murió para que ellas pudieran vivir por siempre, las espera y ellas “siguen al Cordero a dondequiera que vaya” (Apocalipsis 14,4).
“La paz esté con todos ustedes. Queridos hermanos y hermanas, este es el primer saludo de Cristo resucitado y buen pastor que ha dado la vida por el rebaño de Dios. También quisiera que este saludo de paz llegue hasta sus corazones, les alcance a sus familias, a todas las personas donde quieran que se encuentren, a todos los pueblos, a toda la tierra, la paz esté con ustedes. Esta es la paz de Cristo resucitado, una paz desarmada y una paz desarmante, humilde y peserverante. Proviene de Dios, Dios que nos ama a todos incondicionalmente. Ahora, conservamos en nuestros recuerdos aquella voz débil, pero siempre valiente de Papa Francisco que bendecía a Roma. El Papa que bendecía Roma daba su bendición al mundo, al mundo entero aquella mañana del día de Pascua. Permítanme dar continuidad a esa misma bendición, que Dios nos quiere mucho, Dios nos ama a todos y el mal no prevalecerá. Estamos todos en las manos de Dios. Por eso, sin miedo, unanse de mano en mano con Dios y entre nosotros. Avanzemos, seamos discipulos de Cristo. Cristo nos precede. El mundo necesita su luz, la humanidad necesita de El para ser alcanzada de Dios y de su amor. Ayudense ustedes, el uno al otro, a construir puentes. con el diálogo, con el encuentro. uniendose todos para ser un solo pueblo, siempre en paz. Gracias papa Francisco. Quisiera agradecer también a todos los hermanos cardenales que me han elegido para ser el sucesor de Pedro y caminar junto a ustedes como Iglesia unida, buscando siempre la paz, la justicia, buscando siempre trabajar como hombres y mujeres fieles a Jesucristo, sin miedo, proclamar el Evangelio par ser misioneros. Soy un hijo de San Agustin, augustiniano, que ha dicho por ustedes soy cristiano y por ustedes obispo. En este sentido podemos todos caminar juntos, hacia aquella patria, que Dios nos ha preparado. A la iglesia de Roma, un saludo especial. Debemos buscar juntos como ser una iglesia misionera. una iglesia que construye puentes, con el diálogo, sempre abierta a recibir, como ésta plaza con los brazos abiertos a todos, todos aquellos que necesitan nuestra carirdad, nuestra presencia, diálogo y amor. Y si me permiten también una palabra, un saludo a todos aquellos y en modo particular a mi querida diocesis de Chiclayo en el Peru, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe, ya dado tanto tanto para seguir siendo iglesia fiel de Jesucristo. A todos ustedes hermanos y hermanas de Roma, de Italia, de todo el mundo, queremos ser una iglesia sinodal, una iglesia que camina, una iglesia que busca siempre la paz, busca siempre la caridad, busca siempre estar cercana especialmente a aquellos que sufren. Hoy el día de la suplica a la Virgen de Pompeya, nuestra madre María quiere siempre caminar con nosotros, estar cercana, ayudarnos con su interseción, su amor. Ahora quisiera rezar junto con ustedes. Rezemos juntos por ésta nueva misión, pero por toda la iglesia, por la paz del mundo, y pidamos por la gracia especial de María, nuestra madre, Dios te salve María, llena eres de gracia. El Señor es contigo. Bendita tu eres entrre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios. Ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén. "