domingo, 12 de enero de 2014

Amar A Dios, Amar al Prójimo


Hoy el sacerdote ha dicho que debemos amar también a aquellos que no nos aman a nosotros, debemos amar a nuestros semejantes por amor a Dios.  Si, Dios se nos presenta disfrazado del más débil, del más pobre, de aquel que no nos saluda, de aquel a quien no quisieramos fuera nuestro amigo, de aquel que no piensa igual que nosotros, todos, incluyendo nuestros enemigos, como nuestros seres queridos, somos hijos de Dios, somos creación suya, y todos absolutamente todos somos amados por Dios.  Si Dios, nuestro creador, no excluye a nadie, ¿por qué lo hariamos nosotros? Todos tenemos algo eterno, nuestra alma, por la que Dios nos dió vida, y esta alma nos une a Dios.  Recuerdo que Santa Teresita de Jesús escribió que habia una monja que la irritaba un poco, pero ella, Santa Teresita, siempre la saludaba con una sonrisa, la monja se sorprendía por la alegría con la que era recibida.  En la pelicula de su vida hay una escena en que la monja le pregunta que porque siempre sonrie al verla y Santa Teresita le responde: "porque estoy feliz de verte".  En su autobiografía, Santa Teresita comenta "Era Jesús escondido en ella, lo que me atraía a su persona."  Si, Jesús quiere ser amado en la persona que menos quisieramos amar, y amar es tan sencillo como ofrecer una sonrisa, una palabra de consuelo, un consejo, una oración.  Jesús amaba al pecador, al desamparado, al marginado, a aquellos que la sociedad despreciaba, incluyendo los cobradores de impuestos, tanto que comía con ellos, que los salvaba, que los invitaba a una vida distinta, llena del amor de Dios.

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