lunes, 10 de diciembre de 2012

La Fé





La Fé, he aprendido no es cuestión de devoción, mucho dicen que es un camino, otros la certeza de creer aquello que no se puede comprobar.

La primera vez que escuché sobre esta palabra tan pequeña en letras pero tan grande en significado, fue en mi actual parroquia, y escencialmente se habló del camino de la fe, del vivir acorde a esta fe, a este aprendizaje continuo de los que ahora creemos sin haber visto.

Como católicos aprendemos el Credo y proclamamos lo que creemos cada domingo durante la Santa Misa, o cada que asistimos a Misa.

Dice la Santa Escritura que hay tres grandes cosas: La Fé, La Esperanza y La Caridad (Amor), pero la más importante es La Caridad. ¿Por qué? ¿Qué es una Fé sin obras? Y es el Amor el que nos mueve conforme a la Fé a actuar según nuestro Salvador Jesucristo nos ha indicado.

La Fé, en mi caso, me mantiene viva, saber que hay un Dios que vela por mi y por todos nosotros me da la esperanza de que no importen las circunstancias de la vida, Dios siempre estará ahí como un Amigo, como un Padre, como un Hermano, para escuchar, para confortarnos, para que sigamos adelante hasta llegar a nuestra meta, que es el cielo. Y escuchaba en un canto en la iglesia que Dios, si, Dios siempre tiene el control, ¿en que mejores manos podemos estar? Dios, he aprendido, permite que pasen muchas cosas, y aunque no todo es su voluntad, El puede cambiar las vicisitudes de la vida en un bien para nosotros, porque para Dios nada es imposible.

La vida tiene una respuesta: La Fé en Dios Padre, en Dios Hijo y en Dios Espiritu Santo.

La Fé es confianza, esperanza, vida y vida eterna.

Jesús no es una idea, es una realidad de un Dios que se hizo presente y sigue presente en nuestras vidas, El nos ha enseñado que el verdadero camino hacia el Padre es el amor, y si dejamos que el Espiritu Santo nos inspire a compartir ese amor a nuestros hermanos, entonces nuestra Fé será una Fé de Amor y de Esperanza no solo para nosotros, sino también para las personas con quienes compartamos la alegría del amor de Cristo.

Si ponemos atención nos daremos cuenta que nuestra Fé puede mover montañas, tan pequeñas o tan grandes como sea ésta Fé.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario