1 Corintios 9:16-27
16 Si anuncio el Evangelio, no lo hago para gloriarme: al
contrario, es para mí una necesidad imperiosa. ¡Ay de mí si no predicara el
Evangelio! 17 Si yo realizara esta tarea por iniciativa propia, merecería ser
recompensado, pero si lo hago por necesidad, quiere decir que se me ha confiado
una misión.18 ¿Cuál es entonces mi recompensa? Predicar gratuitamente la Buena
Noticia, renunciando al derecho que esa Buena Noticia me confiere. 19 En efecto, siendo libre, me hice esclavo
de todos, para ganar al mayor número posible.20 Me hice judío con los judíos
para ganar a los judíos; me sometí a la Ley, con los que están sometidos a ella
–aunque yo no lo estoy– a fin de ganar a los que están sometidos a la Ley.21 Y
con los que no están sometidos a la Ley, yo, que no vivo al margen de la Ley de
Dios –porque estoy sometido a la Ley de Cristo– me hice como uno de ellos, a
fin de ganar a los que no están sometidos a la Ley. 22 Y me hice débil con los
débiles, para ganar a los débiles. Me hice todo para todos, para ganar por lo
menos a algunos, a cualquier precio. 23 Y todo esto, por amor a la Buena
Noticia, a fin de poder participar de sus bienes. 24 ¿No saben que en el
estadio todos corren, pero uno solo gana el premio? Corran, entonces, de manera
que lo ganen.25 Los atletas se privan de todo, y lo hacen para obtener una
corona que se marchita; nosotros, en cambio, por una corona incorruptible. 26
Así, yo corro, pero no sin saber adonde; peleo, no como el que da golpes en el
aire.27 Al contrario, castigo mi cuerpo y lo tengo sometido, no sea que,
después de haber predicado a los demás, yo mismo quede descalificado.
Reflexión:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario