Acabo de escuchar una reflexión de la Hermana Glenda. En ella nos dice que si Jesús nos pide que tratemos con comprensión y amor a los demás, debemos de hacerlo con nosotros mismos y que esto traerá paz a nuestra alma. Dice que ella a veces escucha personas llamarse a si mismas palabras ofensivas, y eso no está bien. Me hizo recordar el granito de arena que vertí sobre una excompañera de trabajo. Ella se repetía muy seguido que era una tonta. Le dije "No digas eso, que vas a terminar por creertelo. Lo que nos decimos influye en nuestro subconsiente." En cambio, si nos tratamos con amor, con compasión, como Jesús nos trataría, nuestras mentes y nuestro corazón estarán más en calma. Nadie es perfecto, por supuesto que yo tampoco, pero he aprendido a tomar las caidas como aprendizaje para este viaje llamado vida. Siempre recuerdo que a pesar de todo, Dios siempre me ama y si me creó es porque tiene un próposito para mi vida, que me utiliza en formas que ni yo misma me doy cuenta. Leía en facebook hace poco "tú eres la causa de alegría de otra persona, sin darte cuenta. Contemos nuestras bendiciones y vayamos a esparcir amor empezando hacia nosotros mismos. Animo!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario