Estamos en el primer domingo de Adviento. El tiempo de preparación antes de la Navidad. Hoy escuché de labios de la madre del Beato Carlo Acutis, algo que me sorprendió. Nos dice que la palabra Belén en hebreo quiere decir "casa del pan" y en árabe "casa de la carne". Es decir que Jesús al nacer en Belén ya nos está revelando el misterio de su Eucaristía que el hiba a venir a convertir el pan en su carne para nosotros. No olvidemos también que su cuna fue un pesebre, osea un comedero para animales, y ahora nos alimenta con su carne y con su sangre. Leía también en el boletín de mi parroquia que la primera vela de la corona de Adviento podría ser la vela de la profecía. Este domingo leímos sobre las profecías del profeta Elías que nos dice que hará nacer del tronco de David un vastago santo. Cumpliendo así la promesa hecha a la casa de Israel y a la casa de Juda. Este vastago Santo no puede ser otro que Jesús. De quien los profetas hablaron y las escrituras nos prometen aún desde el Genesis al decir que la descendencia de Eva le aplastaría la cabeza a la serpiente. Jesús es la promesa de Dios al mundo. Preparemonos para recibir esta promesa en Navidad.
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