Dispersa a las naciones
que se deleitan en la guerra,
Haz que las guerras cesen sobre la tierra.
Señor, sálvanos,
de toda aflicción, peligro, necesidad.
Señor de los señores,
gobernante de los gobernantes,
recuerda a los ejecutivos
a los que has confiado el gobierno de la tierra,
y de modo especial a nuestros gobernantes,
colabora con ellos
y fecunda su vida en todo ministerio.
Sugiere buenas palabras a sus oídos,
para tu Iglesia
y por todo el pueblo que es tuyo
otorga paz duradera y profunda al Estado,
que en su tranquilidad
Todos podamos conducir
una vida serena y laboriosa
en dedicación y honestidad.
- John Henry Newman
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