Ángel de Dios,
que eres mi custodio,
pues la bondad divina me ha
encomendado a ti, ilumíname,
dirígeme, guárdame.
Amén.
Ángel de Guarda,
dulce compañía,
no me desampares ni de noche ni de día.
No me dejes solo que me perdería.
Ni vivir, ni morir en pecado mortal.
Jesús en la vida,
Jesús en la muerte,
Jesús para siempre.
Amén Jesús.
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